Como un castillo de naipes derrumbado por un soplido, así se esfuma cada proyecto de estadio único de Tucumán. Promesas grandilocuentes, renders deslumbrantes de un Santiago Bernabeú tucumano, discursos cargados de entusiasmo y anuncios repetidos una y otra vez en campañas y en actos oficiales. Se habló de convertir a la provincia en una sede de grandes eventos (como el Mundial de 2030), de generar empleo, de dinamizar la economía, de darle al fútbol local el escenario que -según decían- merecía. Sin embargo, solo quedó el eco de una promesa que se repitió tantas veces que terminó por perder sentido.
Atlético dio el batacazo anoche ante Boca Juniors por los 16vos de la Copa Argentina en el imponente Estadio Madre de Ciudades. Las pantallas gigantes, las luces imponentes y los palcos de lujo cambiaron el paisaje de la costanera que rodea al Río Dulce y llevaron a Santiago del Estero a convertirse en el destino elegido para los grandes espectáculos deportivos del NOA. Un escenario deslumbrante, más propio de una liga millonaria o del antojo de un jeque árabe que de una provincia con profundas carencias estructurales, como el del acceso a la salud pública.
Hace dos meses, el gobernador Osvaldo Jaldo fue consultado sobre por qué Tucumán no cuenta con un estadio similar al que inauguró su par santiagueño Gerardo Zamora en 2021 con la presencia del presidente Alberto Fernández. Su respuesta fue tajante: “A veces se hacen comparaciones y se dice que Tucumán no tiene un gran estadio de fútbol. La verdad, a mí ni me importa. Lo que me interesa es que tenemos un sistema de salud pública a la altura de las circunstancias. Y lo más importante: estamos atendiendo gratuitamente a pacientes de las tres provincias vecinas”.
Según los datos del Sistema de Gestión Hospitalaria del Ministerio de Salud Pública, tanto en las guardias como en consultorios externos de los principales nosocomios tucumanos, sin tener en cuenta los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) y las policlínicas, más de la mitad de las consultas de personas de otras jurisdicciones corresponden a Santiago del Estero.
El estadio tucumano que nunca se hizo
En los últimos 10 años hubo al menos dos grandes anuncios vinculados a la construcción de un estadio único en Tucumán. Uno fue en 2017, cuando se presentó con bombos y platillos un ambicioso proyecto en terrenos expropiados al ingenio San Juan, en Banda del Río Salí. Se hablaba de un complejo deportivo monumental: un estadio para 60.000 personas, apto para competencias FIFA, y otro cerrado y climatizado con capacidad para 15.000 espectadores. La promesa incluía también un centro de convenciones, espacios comerciales y hasta una proyección internacional con una supuesta licitación global. “Este es un sueño que tienen los tucumanos”, decía por entonces Pablo Yedlin, en uso de licencia como secretario general de la Gobernación, y en plena campaña como candidato a diputado. Se hablaba hasta de estudios de impacto ambiental. Todo parecía encaminado. Se citaban hasta cifras de la Copa América 2015 en Chile y advertían que, por no tener un estadio de esa escala, la provincia perdía espectáculos y negocios millonarios.
¿El proyecto sigue en puerta? Se filtraron las fotos del diseño del Estadio Único de LulesEl otro gran anuncio llegó en agosto de 2022, esta vez desde Lules, donde el por entonces intendente Carlos Gallia firmó un contrato para la elaboración del anteproyecto arquitectónico del que, según se aseguraba, sería el estadio más grande del “Jardín de la República”. La promesa fue todavía más ambiciosa: un coloso cubierto para entre 45.000 y 50.000 personas sentadas, con estacionamiento para 10.000 vehículos, tres restaurantes, museo, albergue, centro de formación deportiva y hasta la posibilidad de recibir un partido del Mundial 2030. El diseño estaría a cargo de José María Luciani, arquitecto cordobés que participó del proyecto del estadio de Santiago del Estero, y Pablo Campopiano, de Tucumán. “Este sueño no tiene retorno”, decía entonces Gallia. Prometía que la obra iba a poner fin a los lamentos tucumanos cada vez que un River-Boca o un test match de Los Pumas se jugara en otra provincia. También hablaba de turismo, inversiones, de un master plan estratégico, del apoyo de Juan Manzur y de ordenanzas ya aprobadas por el Concejo Deliberante local. Unos meses después del anuncio, un render en 3D comenzó a circular en redes sociales, como una postal futurista que mostraba la imponente escala del estadio soñado.
Más allá de los proyectos que nunca pasaron del papel, cabe preguntarse: ¿realmente Tucumán necesita un estadio único? El Monumental y La Ciudadela, los dos más convocantes del NOA, no son simples canchas: son el corazón emocional de Atlético y de San Martín. Representan la identidad, la historia y la pertenencia. Mover a los hinchas de sus hogares futboleros sería tan complejo como forzar un desarraigo. ¿La inversión debería ir por otro lado?
Durante una visita a la provincia, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio “Chiqui” Tapia, admitió que la infraestructura deportiva en el país sigue siendo una deuda pendiente. Reconoció que, si bien hay interés en la construcción de nuevos estadios, también resulta fundamental respetar el valor simbólico y emocional que representan los estadios tradicionales para los hinchas. Según explicó, la entidad de calle Viamonte 1366 promueve la modernización de las estructuras existentes como una alternativa más viable y realista en el contexto actual.
Se rompió el techo del Estadio UnicoEn La Plata, el Estadio Único se volvió una casa sin hinchas: Estudiantes y Gimnasia se alejaron y pasó a ser usado en eventos especiales como los recitales de los Rollings Stones, U2 o Paul McCartney. Ahora se convertiría en la “nueva casa” de la Selección Argentina y se utilizará para partidos de torneos organizados por la AFA luego de un acuerdo firmado el año pasado con el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Un antecedente en la región es el del Estadio Bicentenario de Catamarca (alguna vez sede de los principales partidos de la Copa Argentina), que no hace más que alimentar las dudas sobre destinar tantos recursos a obras monumentales. Tras una millonaria inversión para su construcción estuvo años inutilizado por fallas estructurales. Hace unos años volvió a ser funcional después de una nueva y costosa inversión estatal para ponerlo en condiciones, pero solo lo utilizan clubes locales que están muy lejos de la élite del fútbol nacional.
Mientras los anuncios se desvanecen como humo en el aire y los renders duermen en algún rincón olvidado del disco rígido estatal, hay una pregunta que persiste: ¿Tucumán necesita un estadio único?